Ir al contenido principal

Reagan '80


Contaré hasta tres veces la historia y nadie la creerá. Sucede lo mismo en cada ciudad que he visitado, tanto en barrios altos como en suburbios. Escuchan atentos sin mover un músculo, me miran, y con la última palabra me dan la espalda. Después de haber recorrido el país durante el último año vuelvo a Las Vegas, estoy cansado de contar mi historia. En el pequeño televisor de mi apartotel Ronald Reagan está jurando la constitución, la CBS lo emite en directo, todo el mundo cree al viejo cowboy trajeado de folletines para los jueves noche; también a mí me creían a ciegas, entonces, claro, no ahora. El parking está especialmente vacío, ni siquiera hay parejas de casados disimulando y en el televisor continúa la ceremonia entre los aplausos de la multitud; todavía me parece estar viendo aquellas chicas gritando junto a las pancartas en primera fila… Presley for President.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Kedardo

Leche, cacao, avellanas y otras tantas cosas inútiles y dulces no impidieron que Kedardo, que vestía sus flacos alambres con un trocito de paño, llegara hasta el sofá para acomodarse con placer en un pliegue de la manta junto a la inquilina con la que charlaba a diario y que dormía profundamente ante las luces y voces de un televisor que nunca descansaba. Kedardo rara vez tocaba a personas, pero era media mañana y la inquilina no despertaba. Decidió subir por el brazo hasta llegar al cuello y allí comprobó que la inquilina se había marchado. El fino alambre de Kedardo se curvó bajo su pañito a cuadros y desde el hombro echó una mirada al apartamento; habían sido buenos años. Volvería a la infame grieta de la cocina. Pasaría una larga temporada sopesando  si mostrarse a las nuevas personas. Pero antes recortaría un pequeño cuadrado de suéter que llevaría consigo.

Sueños al vacío

  Tras una noche de insomnio, la SATOR VERTICAL evidenció fallos en el envasado de los saquitos de pistachos al punto de sal de 150g, que henchidos de aire y únicamente con un par de frutos dentro, se amontonaban en el extremo de la cinta transportadora. Por su parte, VENDOR S.L. envió a su técnico, que ni encontró falla en la envasadora ni mal reglaje: La máquina no duerme por las noches, detal ló en su informe. Muchos kilómetros después, aburrido en LA CARRETA, mesón habitual de la ruta hacia Cáceres, Eugenio Mancebo, técnico de VENDOR S.L., pinchaba con su mondadientes uno de los saquitos defectuosos y caía dormido al respirar su contenido. En lo profundo del sueño, la envasadora confesó su legítima aflicción: atornillada al cemento, solo conozco esta nave… estas bolsas al vacío. Al despertar, el técnico de VENDOR S.L., se frotó los ojos sin entender nada.